The Funeral Museum

Existe un espacio dedicado a costumbres fúnebres; donde exhiben ataúdes, carrozas y ropa de luto.

Como algunos ya sabrán soy fan de Six Feet Under y una de mis escenas favoritas es ésa en la que Claire abre la llave del lavabo de la cocina y salen chorros de sangre porque había una falla en el drenaje y la sangre de los muertos salía por todas las llaves de la casa, ja,ja,ja fue un muy cómica. Si la familia Fischer fuera real seguramente serían dueños del Funeral Museum del que escribiré a continuación, ¿ready?

Jon N. Austin es un historiador graduado de la Universidad de Nueva York y un día se le ocurrió la idea de hacer un museo en el que las personas piensen y hablen sobre los rituales de la muerte, y la disposición de lo cuerpos, ya que según él, la muerte es un tema del que no nos gusta hablar, pero que necesita ser discutido. Estoy totalmente de acuerdo. El museo de la muerte fue creado en 1999 por la asociación de directores funerales del estado.

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Es medio irónico (vísceral) el color blanco de la prenda para tan ardua labor, o no?

El museo enfatiza el arte y la ciencia de embalsamar, el ascenso de la profesión fúnebre, el servicio del mismo, y las costumbres de luto y de tristeza. Incluye una carroza tirada por caballos de hace casi un siglo (pero no hay ninguna que le llegue a la súper carroza verde menta que tiene Claire en la serie. Oh it’s so cute!) Hay también fotografías “postmortem” de los muertos en reposo.

Naahh, como la de Claire no hay dos!

Esas fotografías me impactarón cuando las vi en “Los Otros” la maravillosa película de Alejandro A. Estas fotos están fuertes Mas que nada el museo es un estudio serio de cómo es enfrentado el final de la vida. Lo visitan más de 8 mil personas al año, queda en Springfield, Illinois, por lo regular lo visitan personas mayores de 50 años, niños, estudiantes, y novelistas que desean que las escenas macabras de sus novelas sean mas realistas. No todo es tan intenso, también hay humor porque en la tienda de souvenirs venden ataúdes de chocolate en miniatura con una momia dentro o camisas con la leyenda “Todos Tenemos Que Morir Alguna Vez”. Con frecuencia los visitantes entran algo nerviosos y tensionados pero ya estando ahí se sienten en la libertad de aclarar sus dudas sobre el tema.

Una de las cosas que más impactan es la mesa para embalsamar de hierro fundido con la parte superior de porcelana y una “cesta de extirpación” de mimbre para transportar los restos. Los visitantes aprenden que embalsamar, la técnica para desacelerar la descomposición del cuerpo se remonta a los egipcios pero llegó a Estados Unidos hasta 1840. En la actualidad, la técnica implica inyectar una sustancia, comúnmente formaldehído, en una artería cercana a la vena yugular.

El museo explora la diferencias entre religiones y culturas para conmemorar la muerte. Por ejemplo: en los funerales judíos suelen prohibir embalsamar o cremar, pero exigen la sepultura en un plazo de 24 horas y un período de siete días de oraciones luctuosas conocidas como shiva sentada. No se puede ver el cuerpo ante la creencia de que no es apropiado “Ver a alguien que ya no puede devolverle la mirada”.

Muchos negros africanos suelen llamar a los funerales “ir a casa” y los tratan como celebraciones de la vida y un viaje a un lugar mejor. Hasta la década de 1920 los velorios tenían lugar comúnmente en los hogares, el embalsamador trabajaba en la cocina, en parte para tener cerca un lavadero y porque la cocina “no tenía alguna alfombra costosa”.

El museo también tiene una colección de ropas para ser enterrados. Dichas ropas incluyen un vestido de algodón negro para las mujeres y un traje negro tipo esmoquin para los hombres. También hay un anuncio del siglo 19 que para tales ropas muestra a un hombre y una mujer modelando las prendas, luciendo muy elegantes, vivos, e incluso sonrientes.

La cuestión del luto era otra cosa y era estricto. Cuando el esposo moría se esperaba que la mujer vistiera de negro durante uno o dos años más. Sin embargo, en el hombre sólo debía llevar un brazalete negro y llevar luto por seis meses. Incluso este tiempo podía ser abreviado si tenia hijos pequeños y hasta tenía que encontrar una nueva esposa que cuidara de sus hijos. Si volvía a casarse se esperaba que la nueva esposa vistiera de negro en memoria de la esposa anterior. ¡Ay, qué lindos y que comoditos!

Obviamente en los funerales los hombres no podían mostrarse muy emotivos (no los fueran a tachar de gays, pobres!) pero en el caso de las mujeres era casi obligatorio llorar como locas y de hecho, algunas familias contrataban los servicios de unas mujeres profesionales que lloraban, se lamentaban o gemían sonoramente poniéndole calor al momento.

Y aunque muchas costumbres han ido desapareciendo, algunas perduran, como la de llevar el ataúd con el cuerpo con los pies por delante hasta la carroza y la fosa pues las personas no querían que los muertos pudieran ver el hogar que dejaban atrás, o podrían querer regresar y eso significaría que los espíritus regresarían para morar entre los vivos, algo que nadie deseaba. (y menos con las herencias que dejaban en aquel entonces, me imagino).

Se ve algo extraño pero como que le faltó más impacto sin dejar de ser educativo.

Pues de todo hay en la viña del Señor. Y por una parte está chido que exista este museo porque es un servicio que aún se da en todo el mundo y creo que es de los que casi nadie reconoce... o quiere reconocer. La muerte es un gran tabú, el sólo hacer mención de ella espanta a más de uno. Me pregunto que otros museos habrá, francamente ya estoy intrigada. Si alguien conoce uno digno de ser promocionado espero información.

Muy ad hoc queda un video que me gusta mucho. Me encanta la paleta de colores que usaron y lo maravillosamente coreografiado que está. Aplausos para el director - ignoro quién es- !Viva el drama! !Viva la teatralidad!