martes

Back to the 80's (y 90's)

Ay, aquellos años, aquellas emociones

AQUELLOS TIEMPOS ERAN BUENOS porque no solíamos preocuparnos de las pendejadas de hoy en día. En específico de las pendejadas que comenzamos a cometer mientras crecemos y nos convertimos en odiosos adultos. En ese entonces la mayor preocupación era que el examen de Matemáticas no estuviera muy difícil, que la maestra no hiciera la prueba semanal o que no se le fuera a ocurrir hacer cambio de lugares en el salón. Ese siempre fue mi gran trauma, el piche cambio de lugares.
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Cuando nos acomodaban por lista era ameno porque mis colegas de la C eran buena onda y me llevaba bien pero cuando nos cambiaban al azar era una jodedera de proporciones bíblicas porque no sé por qué chingados la maestra creía que un niño bien portado ayudaba al malandro de la clase a enderezar el camino. Y como yo siempre fui de las serias y responsables me sentaban en frente a la fichita desmadrosa. Bueno, me refiero a los que por fortuna tuvimos una infancia normal y no nos tocó trabajar en la calle ni vivir en un albergue como muchos otros niños del país. Ya de grande valoras la chinga de los padres, o la chinga de la vida adulta, vaya usté a saber.
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En esto se solía entretener su servidora en aquellos años cuando el Internet nunca cruzó por nuestras infantiles mentes ( y por fortuna hoy nos hacer revivir) la vida era más complicada y sencilla a la vez.


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Me aventé Remi, como no, pero no me tocó tanto el drama porque estaba muy niña y no entendía muy bien qué onda. Sólo seguía apresurada a mis hermanos cuando el “Tun, tun, tun, tun, caminar, tun, tun, tun, a correr” comenzaba. Pero sí me acuerdo de un capítulo que me marcó en el que Remi se está muriendo de hambre y sus mascotas también. Entonces, el chango se gana un peso bailando y cuando van corriendo a la panadería sólo alcanzan una de las piezas más pequeñas. Total que terminan comiendo (Remi y sus mascotas) bien poquito con tal de que alcancen todos. Creo que esa vez lloré, no estoy segura, pero nunca se me olvidó.

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Los osos Berenstains eran mi adoración! La osita era la onda, o sea la niña, porque le osito niño me desesperaba.!No podía dejar de verles la boquita! Me gustaba mucho la casita en la que vivían estaba bien bonita y las aventuras también estaban chidas. Empezaban como a las 5:30 y duraban treinta minutos (yo siempre me quedaba con ganas de más)

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Los Thundercats a webo. Esos tampoco me los perdía. La pinche de Cheetara me caía bien gorda porque nada más andaba de resbalosa con Leono. Siempre quise que en un capítulo la mataran o algo así pero no, ahí seguía, de terca. Felino era mi héroe pero, no sé, como que no le daban mucha oportunidad de lucirse. Pantro me daba cosa porque nada más no figuraba. Y las transformaciones de Mundra eran lo mejor de su participación.
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De los Monchichis no me acuerdo mucho, o sea la trama y esas cosas no. Pero sí me acuerdo me eran de mis preferidos, el changüito bebé (o lo que fueran) era el que me gustaba más. Y eso de los árboles me emocionaba mucho porque yo iba muy seguido a parques.



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Por eso también me gustaban mucho los Rescatadores. Yo siempre quise ser un rescatador, mis favoritos eran el tigre y el topo. La osita y el changüito no me agradaban. Pero eso sí me gustaba mucho el árbol donde vivían.



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La Familia Robinson!!! Saquen un DVD, plis, trasmítanla de nuevo, hagan algo porque yo llevo muchos años con las ganas de ver ésta caricatura de nuevo. Jamás me la perdí y cuando se acaba el capítulo me quedaba con una adrenalina tremenda, no podía esperar 24 hrs más para ver el siguiente, llegó a ser una obsesión. Gracias a Internet al menos recuerdo un poco más pero yo alucinaba ésta caricatura. Me encantaría verla de nuevo aunque me decepcione como me decepcionaron los Thundercats cuando los vi “ya de grande” snif!


Ay, los quiero ver!!!

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Siempre odié los payasos. Hay fotos de mi cumpleaños número 1, 2, y 3 en donde salgo llorando a moco tendido en brazos de un payaso. En una de esas fotos sale el del los Vips (chiste local) que eran la gran cosa pero a mi los payasos (pintados y sin maquillaje) nada más no. En la actualidad se vive una nueva ola de payasada, hay muchos payasos de colores fosforescentes en la calle, bailando en programas reggeatoneros, bueno, donde nada qué ver. El payaso de Eso plasma muy bien mi payasofobia. Yo nunca fui con Pipo (foto) jamás, aunque sí me aventé sus aventuritas que eran re’ buenas (pa’ que negar). Tanto fue el furor que cuando me como un mazapán azteca (uno de mis dulces predilectos, aún compro mazapanes) viene a mi ésta frase programada: “¡Ojos de Pipo ojos de Mazapán Azteca!” yumi, yumi.

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¡El Trapper Keeper! Era de ley tener uno, o sea, por lo menos verlos en las tiendas e imaginar que los tenías. Me acuerdo que yo me puse necia por uno. Todas mis amigas del salón tenían su Trapper y como no eran muy baratos mi papá me decía que esos eran para muchachos de prepa que ya no llevaban mochila. Pero yo me revelé diciendo que me lo habían encargado para poner ahí los exámenes mensuales y los libros de lecturas. Me salí con la mía, me compraron uno morado que casi se me salía la baba cuando lo llevamos a la caja a pagarlo. En la escuela recibí piropos y piropos pero los pinches libros pesaban más ahí que en la mochila, jaja. Una semana después lo usaba nada más como legajo (o sea que no me servía de nada) pero el chiste era llevar mi Trapper y sentirme “juvenil” aunque tuviera una calca de Alf.


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Y para disfrutar la perdida de tiempo en la tele obiusli que la tragazón deber imperar por lo que durante los comerciales (o publicida como dicen los españoles) bien hacia una en estirar las piernas caminando a la tiendita de la esquina a comprar el tentenpié ( yo en ocasiones iba corriendo para- no- perderme- nada) y bueno, yo le regalé muchos pesos a Sabritas. Las Pizerolas y las Quesabritas con Coca Cola me dieron su apoyo emocional en todos esos dramas televisivos.

La bailé en mi graduación de Primaria abrazada de mis amigas, jojo. Hasta tengo fotos!!

*Fotos cortesía de yayaflog

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