sábado

Confesiones de una hipocondríaca

Lo que no mata, ¿te fortalece?



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Dicen que el mal del presente siglo es la depresión, que a veces viene disfrazada de la palabra estres porque se escucha mejor decir: “Estoy tan estresada” que decir “Estoy deprimida” porque existen aún algunas personas poco sensibles que ante semejante confesión que lo primero que se les ocurre decirte es algo tan creativo como: “Pues ponte hacer algo” y claro, haces algo pero la pinche depresión no desaparece, sólo la disfrazas.
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Bueno, pues es todavía poco común el hecho de decir que uno es hipocondríaco porque te dicen que estás loca y que no te metas ideas en la cabeza. Yo soy hipocondriaca, no sé si lo he sido toda la vida – antes no pensaba mucho en eso- pero últimamente este mal me ha perseguido. Abres el periódico y aparecen notas y notas sobre el cuidado de la salud, sobre estudios de esto, estudios de esto otro (pobres ratas, conejos, changos, y demás fauna que tiene que sacrificarse para que los científicos sigan con sus pinches estudios) y después de leer tanta enfermedad terminas bien dañada pensando que el peligro acecha en tu universo interno.

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Por ejemplo: En la actualidad me gusta una novela, después de años de que no me gustara una en especial y le fuera fiel a las series, me gusta una novela mexicana que sale a las diez de la noche. No, no es la de los charros, esa me parece un insulto al sentido común (disfrútenla si les gusta) y en donde por lo visto en los pueblos se coge más que en la ciudad. Se ve que hay fuego, la cosa es coger en los establos, en los ríos, en los prados. Y ni qué decir de las cantantes de bar pueblerinas todas unas ninfas voluptuosas.

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En cambio a mi me gusta una novela que gira en torno a una salchichoneria, increíble pero cierto, sobre todo porque JAMÁS en mi ciudad he visto una salchichonería de esas. Acá le llamamos “carnicería” pero no está así, atascada de chorizos colgando y un ejercito de salchichas, es más, los de acá por lo regular vamos a Soriana, o a HEB por nuestras salchichas y jamones porque es muy raro que haya una salchichoneria de ese tipo en la esquina de la calle. Quizá me equivoco. Carniceria-tiendita-deposito- hay un chingo pero salchichonerias no. Por eso me gusta la novela, pura creatividá.

Bueno, el caso es que cuando me deleito con esa apasionada historia que se teje en una tiendita de carnes frías nos ponen diez comerciales por cada diálogo. Y hay un comercial sobre artritis que llega a pasar hasta 5 veces!! y eso me pone los nervios de punta porque, obviamente, son imágenes muy explicitas acerca de cómo quedan las manos, entonces, amigos, volteo a ver mi dedo derecho que no jala bien desde el mes pasado y se me meten cosas a la cabeza. ¡Hipocondría! ¡Existimos! Y ese nervio nos pasa con cualquier pinche comercial, sobre todo esos acerca de ayudar fundaciones o casos especiales bien dramáticos, a eso súmale en los noticieros notas sobre enfermedades extrañas como la de la francesa que no me pidan comentar porque me duele.
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Entonces cuando te enfermas se te viene el mundo encima, estás de un carácter de la chingada, no quieres ver a nadie y sólo pienas en olvidarte del mundo y alejarte de la muerte. A mi no me apetece nada, me aislo, no me dan ganas de escuchar música, leer, si acaso escucho la tele, pero no tengo humor para nada. No me molesten con pendejadas. Y si se puede faltar al trabajo que alegría. Pero sentirse enfermo es una de esas cosas que te paran el mundo. Recuerdas lo miserable que eres cuando no valoras tu cuerpo y tus planes y placeres se van a la chingada de un día para otro. Fortaleza en esos casos en los que tu enfermedad es grave, todo lo anterior se eleva a la n potencia.


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Y esto lo recordé porque mi blogera favorita, mi amiga, confidente y amor platónico La Chilanga estuvo (y está ) enferma toda la semana pasada. Les puedo decir que tuvo fiebre y se sentía de la chingada y aunque me dijo que no posteara nada de esto, yo la riego y puede que me puteé pero me arriesgo, nomás pa' decir:

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Y es que, bueno, pues les he de decir que es de esas personas, - pocas, poquísimas- que no pierden su style en la salud y en la enfermedad porque ese timbre de voz nunca ha dejado de sonar sexy – aunque seguramente quiere darme un putazo al leer esto- Bueno, pero les decía que es obvio que a nadie le gusta estar enfermo, pero acaso no han notado que en los últimos años nos enfermamos más. La mayoría de la gente está enfermando, la farándula enferma, el deporte enferma, y eso a mi me pone existencial.


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Deberíamos abrir un grupo, :) un foro virtual ya de perdis, “Hipocondríacos Anónimos” para terapear ahí nuestros miedos y fobias ante la enfermedad y la muerte, digo, puede ser chido sentirse acompañada en semejante preocupación. Snif! ¿Alguien lo superó con algo que no haya sido Psiquiatría? No me late mucho eso de controlarme con un fármaco.


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