lunes

Hors de Prix

¿Cuánto hay que pagar por una mirada?

El amor se expande en la mirada. Es la mirada la que nos delata la mayoría de las veces, de la mirada no escapas, en la mirada se encuentra todo lo que buscas, y al mismo tiempo lo que ofreces. Cuando buscas la verdad sólo dirígete a los ojos. Los ojos son comunicación no verbal, los ojos son peligrosos cuentan nuestros secretos. Es verdad. Cuando recordamos miramos hacia un lado y cuando imaginamos hacia otro. Cuando queremos concentrarnos o estamos pensativos miramos hacia abajo y cuando no tenemos ni idea de qué hacer e imploramos ayuda divina miramos hacia arriba. El amor no se puede ocultar por el filtro de los ojos, es inútil que pierdas el tiempo con eso.


Photobucket

Cuando no puedes ver los ojos, te guías por la voz. Porque la voz también expone, delata, ofrece. Suelo ser una persona auditiva, me seducen las voces, me distraen las voces, me encantan las voces, amo los acentos, me excitan las voces expresivas (y no todas lo son) cuando conozco a alguien me fijo en si me gusta su voz o no. Creo que me enamoro con las voces, y a mi no me gusta mi voz. Tengo una dicción espantosa, y si encima me pongo nerviosa suelto puras pendejadas o monosílabos, el recurso más sencillo desde que el hombre comenzó a expresarse vía oral (y lo que desespera a los extrovertidos) Pero, bueno, no pienso hablar de voces sino del amor. Ese sentimiento tan fascinante y doloroso. Y ya de paso de mi película favorita del verano. Que en realidad fueron dos, pero como la otra la han destrozado los bloggers-wannabe- críticos- de cine (en los cuales me incluyo) y como soy una ególatra que se niega a tener gustos chafas en películas según los críticos pues la segunda la dejo a su imaginación, jojo.

-
Un día de agosto nos revelamos las mujeres de mi casa y nos fuimos solas a comer, al café y al cine. Fuera hombres y niños. Una tardeada de viejas. Sin embargo, en el café yo andaba en otro planeta por cuestiones sentimentales, alguien que se había ido. Sí, porque el amor también jode, te baja las defensas. Y aunque ya me había cansado de mariconear mi dolor con mis dos consejeros de siempre a quienes recurro para hablar de las cosas del corazón, yo seguía en la misma, con cero interés por el chisme de vecinos y lo que nos ocupada en aquella mesa. Como la cartelera era muy masculina (las taquilleras de acción del verano) insistí en que entráramos a ver Hors de Prix, Enamorate de mí, una película de Audrey Tautou (no todas sus películas me han gustado) que para nada me iba a perder. Yo entré bien emocionada y era la única de las tres. “Es que no están acostumbradas al cine europeo”, me dije para que no me fueran a contagiar su hueva.

Photobucket


Hors de Prix trata de Jean, mesero tímido que trabaja en un gran hotel, un día conoce a por accidente a Irene que es una caza fortunas. Él finge ser alguien que no es, un adinerado, se acuestan una noche y no la vuelve a ver hasta un año después, pero, claro, típico, él quedó enamorado de ella. Así que al año siguiente cuando se reencuentran intenta jugarle la misma broma, que esta vez no sale bien, y ahí empieza la película. Y si te gustan las comedias románticas europeas obviamente esta es una excelente opción. Porque no tiene nada de la estupidez, ni la melosidad, ni los chistes pendejos de las comedias románticas norteamericanas. Hors de Prix es ligera, fluida, bien fotografiada, buena música, buen ritmo, caras bonitas, los personajes son lindos, te caen bien los dos. Es lo bonito de lo bonito.


Photobucket
-
Pero aquí viene lo que me gustó de la película, que la sientes. Que a lo mejor muchos otros han pasado por esas relaciones en donde el orgullo y la arrogancia pesan más que el corazón. Que nos empeñamos una y mil veces en minimizar que nos estamos muriendo por esa persona, pero la comodidad en la que estamos envueltos y las cosas que no queremos soltar nos impiden hacerle caso al amor. Que a veces llegamos a actuar contra la corriente, salir con personas con las que no deseamos salir, hablar con personas que no nos interesan en absoluto solo para olvidarnos de ese amor que nos esta jaloneando la vida y nos lleva de encargo. Por orgullo, por miedo, por envidia, por celos. Endemoniados celos, los celos son una pandilla, actúan en grupo, desgraciando relaciones. ¿Quién no los ha sentido? El amor no tiene precio, no debería tenerlo, pero lo tiene… cuesta.

Photobucket

Hors de Prix es lo opuesto a muchas concepciones del romanticismo. Aquí primero se acuestan, simplemente cogen, y no es sino hasta al final cuando han pasado por el camino de la indiferencia, la amistad, la competencia, los celos, la posesividad que se enamoran completamente y se necesitan, todo sucede al revés.

Photobucket

A Irene el amor la debilita, la asusta, y la descentra. Irene tiene miedo a enamorarse en verdad, a enamorarse de la persona diferente a lo que espera, Irene se exige demasiado. En la historia, cada vez que Irene se deja llevar por el amor, no tarda en pagarlo: la abandonan, la humillan, se queda sin nada. Y lo que salva a Irene no es el amor –¡ironías!- lo que salva a Irene son ¡los celos! Cuando siente celos de verdad, cuando arde en celos es cuando se decide a luchar por el amor, por orgullo, por vanidad, pero con amor a final de cuentas. Los últimos 15 minutos me hicieron llorar y despistadamente me limpiaba las lágrimas. ¡Carajos, Irene, atrévete, chingados! ¡Snif!

Photobucket

En cambio Jean es una adoración, él es natural, desprendido, atento, humilde, sumiso, insistente, y sobre todo ¡paciente! Seguridad de aplomo, como si él estuviera seguro de sus recursos, él hace lo que puede (y más de lo que puede) porque él sí se ha enamorado. En lugar de juzgarla, acaba siendo igual que ella: ataca desde dentro, no se convierte en su enemigo sino en su aliado. La abraza como se abraza una forma de vida. Nunca renuncia. Me brincó el corazón en la parte en que le compra diez segundos de su mirada. ¡Snif! Porque en toda la película las miradas son básicas, son los desnudos. Imágenes llenas de close ups, la mirada no oculta nada.

Photobucket

Irene es un soldado tenaz y Jean es un enemigo desde el momento en que le conmueve. Cuando ella siente que se enternece, que flaquea y que él la pone en peligro, como buen soldado decide eliminarle, hacerle desaparecer: le arruina para que él vuelva a su casa. Y Jean no se resiste. Se ofrece a ella y se lo ofrece todo, hasta quedarse sin nada. Un auténtico suicido económico y un acto de amor total.
-
Esta película a es de miradas e Irene podría definirse por sus miradas… Audrey Tautou está increíble en Hors de Prix. Bueno no seguiré hablando más de esta película porque tampoco voy a hacer una tesis de ella. Simplemente que pocas películas me hacen sentir así, llorar. Si eres una romántica, sentimental poco expresiva y andas en una etapa chipi, esta es la opción para el fin de semana. Encima conoces hoteles bien chic. Y si creen que he sido una exagerda, ustedes son unos insensibles.

No hay comentarios.: