¡Que viva el google earth, que viva la NASA!
-
Irresponsablemente sentí envidia de todas esas furcias (y uno que otro burro) de mi salón de segundo de secundaria que sí tuvieron la oportunidad de comprar su colección de mapas *edición especial* en cuero negro. Un día cualquiera llegaron dos vendedores a ofrecerlas interrumpiendo – gracias a Dios- los últimos minutos de la clase de química, yo me quedé embobada porque para mi unos mapas en cuero negro eran lo más chic y original en ese entonces. Eran diferentes a todo lo visto (por lo mismo costosos) y a mi lo diferente siempre me ha movido. Los interesados levantaron la mano y yo tuve que consultarlo con mi albacea (mi papá) que predeciblemente me contestó un: "luego los compramos, tengo otros gastos", ese luego nunca llegó y sin que se me ocurriera pedir prestado dije el típico "que siempre no" a los mapas.
-
-
Irresponsablemente sentí envidia de todas esas furcias (y uno que otro burro) de mi salón de segundo de secundaria que sí tuvieron la oportunidad de comprar su colección de mapas *edición especial* en cuero negro. Un día cualquiera llegaron dos vendedores a ofrecerlas interrumpiendo – gracias a Dios- los últimos minutos de la clase de química, yo me quedé embobada porque para mi unos mapas en cuero negro eran lo más chic y original en ese entonces. Eran diferentes a todo lo visto (por lo mismo costosos) y a mi lo diferente siempre me ha movido. Los interesados levantaron la mano y yo tuve que consultarlo con mi albacea (mi papá) que predeciblemente me contestó un: "luego los compramos, tengo otros gastos", ese luego nunca llegó y sin que se me ocurriera pedir prestado dije el típico "que siempre no" a los mapas.
-
El coraje venía cuando en la clase de geografía, los poquísimos que se habían dado el lujo de los mapas edición especial no tenían reparo alguno en cuidarlos. Les daban un trato de perro y varias veces tuve que contenerme las manos para no ir a recogerlos del piso y limpiarlos con delicadeza (me obsesionan los artículos académicos) porque los burros los usaban casi de trapeador o para dar nalgadas en las contiendas después del descanso y las furcias se apoyaban sobre ellos, doblándolos torpemente, para ligar con los chulitos de la clase. Pobres mapas, como bien lo dijo mi comadre: "las cosas buenas no siempre caen en las manos indicadas".
-
Superado ese trauma escolar, muchos años más tarde, cuando gané mis primeros pesos una de las cosas que hice fue comprarme un inmenso globo terráqueo que en su caja pesaba al rededor del tres kilos, mismos que viene cargando a pie desde Sam's hasta mi casa, toda una odisea que me dejo insensibles los brazos por segundos pero que bien valió la pena cuando lo puse en mi recamara y lo encendí ¡Lámpara terráquea! eso era mejor que los mapas negros. La venganza es dulce, furcias. Quizá en alguna de mis vidas fui astrónomo o navegante porque lo que es el espacio, los mapas, el mundo y los viajes me vuelven loca.
-
Superado ese trauma escolar, muchos años más tarde, cuando gané mis primeros pesos una de las cosas que hice fue comprarme un inmenso globo terráqueo que en su caja pesaba al rededor del tres kilos, mismos que viene cargando a pie desde Sam's hasta mi casa, toda una odisea que me dejo insensibles los brazos por segundos pero que bien valió la pena cuando lo puse en mi recamara y lo encendí ¡Lámpara terráquea! eso era mejor que los mapas negros. La venganza es dulce, furcias. Quizá en alguna de mis vidas fui astrónomo o navegante porque lo que es el espacio, los mapas, el mundo y los viajes me vuelven loca.
-
¡A. Incredible Pizza! el lugar en donde haces mega fila para todo, una rebanada de pizza nunca había costado tanto esfuerzo y paciencia, Dios, el templo de la gula (no entren al comedor "Familiar" terminas vomitando al Chavo del 8, bueno, allá ustedes)
Bueno, el caso es que años después, una amiga, conocedora de mi gusto particular por los globos terráqueos me mando fotos de su ciudad, Rosario, Argentina vista desde las alturas. Aquello me llamó mucho la atención, le pregunté cómo las había conseguido y reveló para mi una de las mejores informaciones del siglo, el google earth. Más allá de lo imaginable, mi sueño hecho realidad, un satélite en la computadora de cualquier mundano. Claro, en aquellos años casi nadie, pero nadie, sabía lo que era el google earth. Éramos muy pocos y eso lo hacia divertido, egoístamente divertido.
-
¡Tantos recuerdos! Conciertos y conciertos y conciertos y canciones, ferias del libro y películas en la cineteca. Felicidad.
Nunca olvido la primera vez que navegue ahí, estaba con la boca abierta, emocionadísima, como idiota me acerqué y me alejé de la tierra hasta que me harté y bajé a buscar mi ciudad y mis calles, y mi casa, la tienda, la avenida. Impresionada lo mostré a mis familiares pero mas allá de un: "que cosas hay ahora" no logré que se unieran a mi adicción, porque fue una adicción hasta que me harté, le llegó uno de los amados virus que acostumbra mi computadora y después de una formateada me olvidé del google earth. Hasta el mes pasado que tuvimos nuestro reencuentro enamorado. La soledad de dos amantes que al dejarse están luchando cada quien por no encontrarse.
Amor y odio. Amo la plaza Hidalgo lugar de tantos encuentros, ojos bonitos, coqueteos, hartas joterías, la chica que alimenta a las palomas :) la calle Morelos tardes tristes, montonal de gente, libros y revistas, la odiosa música del Mixup
Lo encontré más maduro, inteligente, y sofisticado, tiene un aire de grandeza, se ve que se ha preparado, los años le sientan bien. Un ramillete de amores y admiradores lo adornan de norte a sur, de este a oeste, ahora no solo conquista la tierra sino que también el espacio y lo mas allá, poco le falta para llevarnos al el bardo que cruza la muerte. Lo veo más interesante, sexy, no aquel niño que comenzaba a informar. Ahora huele a hombre.
-
Esta herramienta es una maravilla, la tienen más que nada los Texanos, (era obvio) puedes bajar a la calle y recorrer cuadras enteras de casa a casa. Aquí una calle de Mc Allen, Texas, USA
Se me antoja verlo todos los días, quiero estar con él, que me lleve a todos los lugares posibles, qué importa que otras (y otros) suban fotos de sus casas, de sus calles, monumentos y costumbres, que le escriban cosas amorosas en wikipedia, he aprendido a compartirlo, saberlo plural vuelve el rato emocionante, ¡viva la swinguería! ahora estás conmigo, nene, después te irás con ella, luego con él, con aquellos, así son los amores en el siglo XXI.
De lo mejor, visto de cerca esto es espeluznante
Qué mejor amante para llevarte de la mano a conocer la vía Láctea y todas, absolutamente todas las constelaciones habidas y por haber. Me regala un racimo de estrellas y hasta las puedo marcar con mi nombre si me da la gana, es tan generoso mi galán. Hoy nos amamos, mañana no sé, después de aquella ruptura he aprendido a desprenderme.
-
Constelaciones, constelaciones
Mi cama queda en la segunda planta al lado de una ventana. Sé que si los de la NASA nos comparten sin costo ese hermoso artefacto estelar, es porque seguramente ellos tienen cosas mucho mejores celosamente guardadas. Quizá un satélite que traspasa casas y edificios.
El clima, súper necesario en otoño. Adiós viejas tontas y encueradas por la tv, acá pura información calificada
Entonces puede que me miren desde arriba en las noches, mis horas bajas. Por eso cuando no me da sueño miro al cielo y me pongo a platicar con mi satélite: "Acá estamos encabronados, matándonos, jodiéndonos, pero de vez en cuando amamos, por fortuna, eso no se ha extinguido. ¿Allá pura paz, amor?" Y mi satélite no responde. No sé, quizá él también tenga que lidiar con cosas que nosotros desconocemos, seres inteligentes que lo atemorizan. Entonces nos contemplamos mutuamente deseando cada uno cambiar lugares al menos un rato.
¿Dónde carajos está en sol en este preciso momento?, con sólo tronar los dedos mi novio me lo dice...
No hay comentarios.:
Publicar un comentario