jueves

¡Feliz (no) Cumpleaños!

Tejedora de destinos



Sobreviviente de un campo de concentración nazi, poseedora de una imaginación libre que dejó salir por distintos medios desde la fabricación de su ropa y zapatos, escribiendo cuentos, recetas culinarias esotéricas, hasta llegar a la pintura, la que sí hizo pública y que le dio un lugar dentro de la historia de la pintura mexicana. Remedios Varo cumpliría el 16 de diciembre 100 añitos de vida.
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De nadie soy tan seguidora como de ella, he leído todo lo que encontrado y mientras más descubro, más cosas en común encuentro con ella y más me encanta su trabajo. Me emociona mucho, tan así que cuando llegó una exposición de celebres artistas mexicanas al museo más popular de mi ciudad fuí tres veces nada más a ver las dos obras (una de ellas la más famosa) de Remedios que estuvieron expuestas. Así que desde mi espacio le rindo un homenaje a una de mis musas, a mi querida Varo.


Tránsito en espiral, 1962


Remedios escondía sus diarios personales, sus poemas, sus bocetos; se rehusaba completamente a hablar sobre ella; de hecho firmaba sus cuadros con su segundo apellido para que no se le asociara con su nombre; convivía con un círculo muy exclusivo de amigos y todo fue inútil porque nunca pasó ni pasará desapercibida. Para ella la magia era real. Su casa siempre estaba llena de talismanes, y objetos como piedras, conchas, cuarzos, o piezas de madera cuidadosamente colocadas para maximizar la magia de cada una.


Encuentro, 1959


Creación de las Aves, 1957
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Era española, y pertenecía a la ola surrealista de artistas como André Breton en la Academia San Fernando en Madrid, de hecho fue compañera de clases de Salvador Dalí pero nunca se cayeron bien, a ella le parecía una persona muy prepotente, jeje. Sin embargo debido a las guerras tuvo que huir de Europa y encontró en México su segundo hogar, hasta su muerte en 1963, donde tuvo la paz que no le dio ni Marsella, ni París. En sus pinturas se aprecian líneas finas, el dorado, la meticulosidad, la alta dosis de fantasía y los rastros de una posible historia de cada hechicero. Las facciones de la cara, rostros en forma de corazón, de sus personajes son en realidad autoretratos.


Roulotte, 1955




De niña, los constantes viajes que realizó con su familia por España y África le permitieron estar en contacto con diferentes escenarios que le sirvieron como inspiración para sus fantasías, en las que las travesías y aventuras están siempre presentes. La mayoría hace énfasis sobre el viajero y el viaje, ya sea físico o interno. Le llamaba mucho la atención lo onírico, el trabajo de los psicoanalistas, y los filósofos rusos. Cuando ella estuvo en México se dio todo ese ambiente de nacionalismo que proponían Diego y Frida Kahlo (ella habló muy mal de Remedios) hecho que orillaba a los exiliados a tener su grupito aparte y apoyarse entre ellos.


Hacia la Torre, 1961 (rechazaba el catolicismo)
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Su trabajo también tiene una influencia de la arquitectura europea. En sus inicios mexicanos fue restauradora de piezas prehispánicas, las admiraba. En 1955 tuvo su primera exposición con solo cuatro pinturas. Remedios pintaba con paciencia, rodeada de sus gatos y fumando. Encontró el éxito comercial desde esa primera exposición hasta su muerte pues la gente hacía cola para anotarse a comprarle una obra que produciría a futuro, vendía todo lo que producía. Una persona íntima y fundamental para Remedios fue la inglesa Leonora Carrington. Ambas eran exiliadas, pintoras, surrealistas, con un vínculo muy especial.


Bordando el Manto Terrestre, 1961


Locomoción capilar, 1960 (ésta la tuve en mis narices,cerquititita, snif)

Tenían una conexión muy intensa, una sensibilidad única, confidentes, se reunieron casi todos los días durante años. Compartían sueños, pesadillas, obsesiones, recetas y otros secretos, secretos que Remedios no compartía con nadie más que con Leonora. De hecho es posible que Leonora sea la única que sepa lo que Remedios pasó en el campo de concentración porque al salir no tocó el tema nunca jamás. Varo se consideraba excéntrica y difícil de entender por otros, por eso veía a Carrington como un alma gemela a quien no necesitaba dar explicaciones, que no la juzgaba ni la catalogaba, eran inseparables.


La causa de su muerte también es un mito, se dice que le dio un infarto. Fumaba tres cajetillas diarias, es muy rara la foto en la que sale sin cigarro en mano, además tenía problemas gástricos desde niña.


La Huida, 1962
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Se casó con Walter Gruen un exiliado, austriaco, judío, que había estado en campos de concentración tanto en Alemania como en Francia. Y fue con él con quien vivió su época más productiva artísticamente. Se dice que fue Walter quien le dio a Remedios la estabilidad emocional necesaria para dedicarse de lleno a pintar. “El entendió que ella necesitaba paz, que necesitaba ser arropada con delicadeza, comprendida, y eso fue lo que le permitió a Remedios llegar a ser la artista que fue” dijo la crítica de arte Raquel Tibol sobre ella.




Mujer saliendo del psicoanalista, 1961
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La muerte de Varo desató un pleito legal entre Beatriz Varo, su sobrina y Walter Gruen por el acervo de sus obras ya que Remedios murió intestada y al morir Gruen el pleito sigue pero ahora con el INBA ya que su obra fue proclamada Monumento Artístico Mexicano en el 2001. Aunque no es tan popular como otras (y nunca lo necesitará), tiene seguidoras y seguidores dentro y fuera del país que vemos con bonitos ojos sus pinturas y las amamos como nuestras. Su genialidad no se pudo esconder nunca.
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PD. Para los interesados informo que la escritora cubana, Zoé Valdés, ha publicado su última novela sobre la vida de Remedios Varo, titulada "La Cazadora de Astros" no la he encontrado yo, pero seguramente ha de estar buena, sigo buscando.

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