Fotógrafa que nació en Korea en 1983. Es todo lo que nos deja saber de ella. Y está bien, no necesitamos más que las imágenes que siempre nos dicen mucho de lo que pulula en sus inquietas cabezas, pero he llegado a la conclusión de que para ser fotógrafo interesante debes esconder todo resquicio biográfico tuyo de la red. ¿Se acuerdan de Terry Richardson? Bueno, pues ella sigue la escuela, fotografía analógica, poca luz, poco encuadre, actitud, feísmo intimista, la antítesis de la fotografía estéticamente cuidada y fashion por decirlo de alguna manera.
-----------------------------------*Extebarria & Polly, cadáver exquisito
-----------------------------------*Extebarria & Polly, cadáver exquisito
La tristeza se extiende como una mancha de aceite lenta e imborrable. No encuentro un estropajo para fregarme el alma. Llevo un mes sin dejar de llorar y apenas puedo comer. Todas las noches me meto en la cama y lloro, lloro, lloro, lloro...
Lloro en silencio lágrimas saladas que resbalan por mis mejillas como gotas de lluvia en un cristal. Al principio le intuía más preocupado. Pero ahora se le nota algo cambiado y se le ve, sobre todo, desilusionado.
Tú crees que yo debería sentirme mal por lo que pasa, porque ríes y juegas con ellas, porque sonríes ante la cámara idiota... tratando de venderme tu final feliz, tu vida de rosas. No es mi cuento, cariño.
Oigo los ruidos que hace Borja cuando se despierta, como de costumbre, media hora más tarde que yo, cuando se encamina... cansinamente hacia el baño arrastrando los pies dentro de sus zapatillas de felpa.
Hay que tener en cuenta cómo me encontraba yo cuando conocí a Ian. Más sola que un cacto en medio del desierto y más perdida que un bantú en un cuarto de baño. Como resultado de esta atípica educación sexual me quedó la idea de que los hombres siempre se vienen fuera... Me encantaba su escritura, por ejemplo.
Te lo repito, nené, porque al parecer tus neuronas no aciertan nada. Tú crees que yo debería sentirme mal por lo que pasa, porque ríes y juegas con ellas, porque sonríes ante la cámara idiota...
tratando de venderme tu final feliz, tu vida de rosas. No es mi cuento, cariño.
Y me quedo tirada en la cama, viendo hacia la ventana los árboles moverse con el viento. Golpeo suavemente la almohada.
La cama era el escenario de nuestras batallas clandestinas, sudor, alientos, ganas, ritmo y lengua, sal y chocolate. Y las notas amarillas que iba dejando por la casa. Y la voz. Era suave. Venía a buscarme en el bar cada noche. Supongo que no está bien...
Yo sé que me mira por las noches cubriéndose la cara con la maño mientras que con la otra empuña la cámara que registra mis moviemientos agobiados, siempre él, siempre, sus metículosos pasos hasta para tomar el tenedor, no dilataban en tomarme. Y detesto, detesto...
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decir que me gustaba.
decir que me gustaba.
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