lunes

Pura nostalgia

Sentadas en el Vips de la zona rosa, frente a uno de los grandes ventanales en los que mientras comes ves los pies de los paseantes, nos encontrábamos hablando de la vida, del amor y sus consecuencias. Me dijo que abriera mi regalo – cosa que no me gusta hacer frente a las personas porque me apena un poco- y ante la insistencia (y la pena de que no escribí una carta) lo hice. El papel de china guindo dejaba entrever que se trataba de un libro. No hay nada mejor para envolver que el papel de china, su sonido y textura son únicos. Y la sopresa era:
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Banana siempre se me antoja en otoño, en días nublados y lluviosos, pero da igual leerla en verano, el placer no cambia.

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