martes

Ya llegó, ya está aquí

Como en cualquier historia apocalíptica de ciencia ficción la sombra en el ambiente comenzó con un caso asilado, una extraña muerte repentina, cuadro agudo de neumonía en la ciudad de Oaxaca, después se escuchó de algunos casos similares en el Distrito Federal, casos que sumaron a “decenas”, horas después la bella ciudad de San Luis Potosí afectada por un brote del escandaloso mal, un día después, aquí, los diarios locales anunciaban con negrita y letra en 20 el caso de una muerte en la ciudad por la influenza porcina, obvio, cuando se registra uno es porque seguramente hay más y tarán sí, hay y siguen saliendo más. La televisión ha cedido su programación habitual a hartas dosis de paranoia y alerta, lo peor, dicen, está por venir.


La que aquí escribe padece el mal de la juventud contemporánea: es paranoica e hipocondríaca en un grado considerable, (antes de teclear he limpiado con alcohol las teclas, sí rían) y ayer no dormí bien. Le mandé un mail a una amiga que vive en San Diego con mensaje humorísticamente piadoso: “¿Debo huir a toda costa? Dame refugio, necesito calor” y hoy me contesta algo tan insulso como: “Por mi, vente, pero bien vacunada, pero no te ilusiones, no creo que dejen entrar mexicanos” palabras sarcásticas más, palabras sarcásticas menos, el primer capitulo apocalíptico: rechazo, cuarentena. Mexicans peligrou.


Después casos aislados en Canada, algunas partes de EU, y otras de Europa, es más Israel se unió al club. Hay gente que lo toma con humor (y es admirable, en verdad). También salen a relucir desahogos políticos del tipo: “Pinche Calderón pendejo, es un inepto eso fue negligencia médica y de salubridad”. Hay quienes le tiran al ataque bacteriológico producto de los carteles del narcotráfico (cosa que no me parece tan improbable después de todo, sabiendo como está la situación) y te desahogas con ellos, te ríes, reflexionas o haces lo que sea para no pensar en pánico.





Se suspenden las escuelas, y todo tipo de evento público a nivel nacional, la gente se queda en su casa recetándose a cada hora noticias alarmantes y cifras que avanzan y avanzan. Yo estaría tranquila si no hubiera leído Ensayo sobre la ceguera, visto Exterminio 1 y 2, Rec y demás exposiciones de terror psicológico. Siempre sospeché que eso no estaba únicamente en la ficción. Es más factible una epidemia como la que vivimos que un sujeto loco con la cara cubierta con una mascara y una cierra matando gente.


No besos

Leyendo a un chavo que es escritor local (cuyo humor siempre ha sido muy ácido) se desahogaba en su blog diciendo que por lo menos ya estaba inspirado para su novela de ciencia ficción, pero que al igual no dejaba de recordar el ensayo de Saramago. Esta historia se sigue poniendo ruda desde el momento en que vivo cerca de un hospital y las ambulancias no dejan de sonar toda la puta noche y cuando estoy parte del día. En la madrugada recibimos la llamada de un familiar que tiene contacto con laboratorios y hablan de una supuesta vacuna que sí es efectiva, que se está poniendo sólo al cuerpo médico de los hospitales, políticos y empresarios, y como es normal en mi querido México, se está vendiendo (cara) “a escondidas” y que los del Gobierno dicen que no es necesario vacunarse porque en realidad no hay cantidad para millones de mexicanos y no quieren generar pánico (cosa que ya han hecho).



No sé, nadie sabe, pero cualquier persona reflexiva a lo largo de nuestra historia política y cultural mexicana deduce que al Gobierno y a los medios de Comunicación hay que creerles nada más la mitad porque sólo manejan las cifras que quieren y lo que quieren por el bien de la nación, según ellos. Alertan de no hacer compras de pánico, pero, sinceramente, si tuviera dinero suficiente ya estuviera haciendo por lo menos algunas buenas compras porque chica precavida vale por dos, pero, por ironías del destino llega esto en plena crisis cuando la inmensa mayoría sólo tenemos para vivir al día e invertir en poco. Me da ternura todo, en serio.



Ayer me tocó atender a un señor muy anciano que muy apenas podía caminar, llegó pidiendo lo que todo mundo quiere: un cubrebocas. No tenía y le dije que fuera a la farmacia pero tardaba una eternidad en mover un pie y luego el otro, si hubiera tenido le doy el mío (al llegar a mi casa fabricamos algunos con papel magitel, aguja e hilo y hasta se ven fashion ja pero son más psicológos que nada, la verdad) Porque uno debe tener conciencia y respetar y proteger a los demás, además de esos virus quien sabe que más traigan los demás, me desespera la gente que sigue de incrédula, anda por la calle como sin nada, con el consabido “a mi no me pasará” mmm, por eso esto llegó hasta donde llegó, por esa eterna flojera e irresponsabilidad civil y sanitaria.


Bueno, el caso, amigos, es que las cosas por acá están así. Y por lógica mientras el virus siga contagiándose la cosa no va a parar pronto. Dicen en los hospitales que en el transcurso de dos semanas se va a poner más intenso el asunto. No hay que caer en la paranoia, es cierto, pero tampoco hay que pecar de confiados porque hay mucha información maquillada para no alarmar o para alarmar ya ni sabe uno. No está de más apegarse a lo que uno crea como divino y pedir por el bienestar de los demás y el propio. Porque necesitamos regresar a la economía normal, que las guarderías, escuelas, negocios, restaurantes, antros, operen con normalidad, que se mueva el dinero, la reactivación social. Y sobre todo cuidarnos mucho entre todos. Y tomémoslo con humor, por Dios, aunque no sea tan sencillo y cuídense mucho ustedes.




PD. Tras admirar la cara compugida y estresante que pone López Dóriga cada noche (el conductor del telediario más famoso del país) les aviso que si no regreso, ;D estoy en algún lugar mejor charlando con Stanley Kubrick sobre su loquera, chismeando de la realeza con Lady Diana, en clases privadas de civismo con Gandhi y admirando con excitación la carita de bebé de Heath Ledged, mi vaquero gay.


Lo peor son las cancioncitas del youtube, pena ajena. Ni siquiera gracia le pusieron, chingá.

Acompaño este texto con las fotos del fotógrafo canadiense David Debrin.



FWS
Éstas dan más miedo que la influenza


:D


Cambio de opinión


El culpable del desmadre

Aunque ahora dicen que no es porcina.

No hay comentarios.: