sábado

Nada más te esperé doce años

Dame, dame, dame, un poco de tu amor, Calamaro, díme, díme, díme.
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Andres Calamaro tiene tantas canciones dignas de cantar y escuchar una y otra vez. El amor puede ser un jardín y un campo de batalla al mismo tiempo. La mayoría de sus canciones son tan llegadoras, caray, él y yo nos entendemos. En mi vida hay varias como: Buena Suerte y Hasta luego, Pasemos A Otro Tema, Los Aviones, Siempre Tuyo, El Salmón, Señal Que Te He Perdido, No Me Vuelvas La Espalda Por Eso, y muchas de las nuevas. Uff, no, hay tantas que me ponen toda emocionada y elegir es malicioso y hasta discriminatorio. Bueno, con decir que hasta Bachicha me gusta. Recuerdos que vienen y van, y se quedan, se atoran, se quedan chinga. Y hoy que traigo una herida que no cicatriza en dos días creo que nos entendemos más. Sé que éstas nubes ser irán algún día. Lloras, te levantas y vuelves al juego, así como él sigue, sigue, escribiéndo genialidades, algunas a medias, pero con su estilo. Es por eso motivo de sobra que esté emocionada contándo los días para escucharlo y verlo por primera vez, :O Aquí manda Calamaro y el título del blog lo reitera. Y esa adrenalina, el "ya mero", "ya mero" es exquisita.




Esta canción me pone bien pendeja, no sé explicarlo, desde la primera vez que la escuché. Me enchina la piel, es grande T_T, eres grande, Andrés.

Dicen que hay algo que tener, y no muchos tenemos.